El turbocompresor es una de las piezas que no falta en cualquier conversación sobre coches. Se trata de un sistema de sobrealimentación y por medio de él el coche obtiene mayor potencia, propiciando a su vez un consumo menor de combustible; eso es posible porque se ayuda con la recirculación de los gases de escape y con ello se disminuyen también las emisiones contaminantes.
Este elemento ha contribuido en gran medida a solventar las deficiencias que presentan los motores tradicionales de combustión interna, ya que mucha de la energía generada por el motor no era aprovechada al máximo, debido a la pérdida de los gases por el tubo de escape. Después de la aparición de los turbocompresores no pasó demasiado para que se incluyera el intercooler.
La mayoría de los turbocompresores incorporan el intercooler, que a menudo es confundido con el radiador. Su funcionamiento es bastante similar, pero el intercooler en lugar de bajar la temperatura del agua, lo hace con el aire antes de que entre al motor. Gracias a ese enfriamiento el porcentaje de oxígeno en el motor es mayor y eso mejora su rendimiento.
Tipos de turbocompresores para vehículo
Según la estructura del motor del coche se encuentran 4 tipos de turbocompresor.
Turbocompresor de geometría fija (TGF)
Por la simplicidad de sus componentes es el modelo más sencillo de turbo existente. Es la alternativa más barata del mercado y también la más confiable; pero, en desventaja tiene un tiempo de respuesta demasiado largo.
Turbocompresor de geometría variable (TGV)
Este modelo de turbo contiene en el interior de la turbina diversas piezas móviles, las cuales le sirven para modificar el mecanismo de entrada de los gases de escape. De esa manera, se le hace más fácil adaptar el rango de las revoluciones de trabajo y así mejorar el rendimiento de la máquina; su desventaja es que se desgastan más rápido.
Turbocompresor de doble entrada
Este sistema puede aplicar cualquiera de los dos tipos anteriores. Es capaz de bifurcar los gases de escape para que no se junten los de entrada con los de salida. Con eso se evitan las pérdidas de presión y se aprovecha la inercia al impulsar la turbina.
Turbocompresor eléctrico
Tiene la estructura básica del turbo y además incluye un motor eléctrico que es controlado por la ECU (Engine Control Unit), para impedir el retardo y para que la eficiencia de las turbinas sea mejor, incluso a bajas vueltas. Una falla en el turbocompresor es posible remediar preparándolo o reemplazándolo; pero, si no se atiende y surgen otras averías a causa de sus desperfectos, el problema podría hacerse muy grave.
Conclusión
Dependiendo de la gravedad de las fallas del coche se decide si vale el esfuerzo de realizar alguna reparación y de no ser así, puede vender coche para desguace, con lo cual no perderá su vehículo sin obtener algo de provecho.